«Y un día el Show: continuó sin él»

Por Nadia Sotelo

Ayer ocurrió algo impensado para cualquier televidente de Showmatch. El gran conductor Marcelo Tinelli demostró que es humano; tuvo que retirarse en medio del programa porque se le había cerrado la garganta y no podía hablar. Como se trataba de un programa en vivo y apelando a la expresión del Show Must go on, el programa continuó, pero sin él. Algo inimaginable para cualquier espectador. Al principio Tinelli daba cuenta de su malestar; ya que en la presentación de Chechu Bonelli se lo escuchaba toser, así como también decir que no daba más de la garganta.

De repente se empieza a ahogar, llegaba el momento de presentar a Rocío Guirao Díaz y a su marido Nicolás Paladini y no pudo más; el público, jurado y los locutores que acotan en los bailes, le brindaban su fuerza mediante un aplauso, pero no se podía recuperar. Será en ese momento que Larry De Clay y Moria Casán se acercaran para ver que le estaba ocurriendo y Marcelo decía que necesitaba que alguien hablara por él para seguir el programa, Moria le ofrece conducir el programa y él acepta. Yo pensaba que algún comentarista se pararía inmediatamente, así como lo hizo Larry de Clay, pero este fue el único; si bien muchos son conductores en muchos programas, seguramente no se creían suficientes para afrontar un programa de semejante categoría, ni de reemplazar a Tinelli.

Moria se subió al toro como solo ella sabe hacerlo: inigualable, única, la gran mujer de espectáculo con experiencia, que se merece el mote de la “One” porque es increíble tener 70 años: hacer radio, asistir a todos los programas televisivos que haya, ser tan activa. El programa tuvo otra dinámica entre la locura de que no estuviera el conductor, pero Ana María Casanova la piloteó extraordinariamente, leyó las publicidades perfectamente con ayuda de Marcela Feudale, presentó a tres participantes entre los cuales dos: era la primera vez que participaban del certamen. Si hay algo que me gustó, además de ver a la gran artista en la conducción en dónde recordaba sus talk shows. Fue la gran presentación que hizo de las figuras y el jurado; el programa se parecía más a uno de entrevistas que al original, estuvo buenísimo y aunque nos faltara Marcelo Tinelli el programa mismo es una joya y Moria lo comandó con mucho profesionalismo.

El lugar que le correspondía a Moria en el jurado fue ocupado por Hugo Ávila, jefe de coaches. No obstante, la One con micrófono en mano dispuesto para la conducción, también brindaba una devolución al participante parada, como lo hacía con Christian Sancho diciéndole que se debía solar, perder esa estructura adquirida en el modelaje; a la vuelta del corte ya se reincorporó Marcelo y terminó el programa. Fue raro y divertido. Raro porque no estaba el genio de Tinelli con esa impronta que hace tan maravilloso al programa, preocupante porque no se sabía de su salud; aunque después empezó a twittear que estaba bien y eso daba tranquilidad y divertido porque Moria es única, hizo un toro. De ser estudiante de abogacía y cursar mal a estar invitada en un teatro y actuar en ese momento, comprándose una maquinita depilatoria para salir en escena. Seguramente José María Listorti se quiera matar porque no pudo cubrir a Marcelo como en otras ocasiones, pero tuvimos la suerte de ver a una grande para todo, a ella: la «mujer espectáculo».

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Autor: Nadia Sotelo

Soy estudiante de comunicación social. Escribo crónicas, hago críticas de teatro, amo la música y a Chespirito. Me gusta escribir sobre famosos, programas de televisión y temáticas sociales.

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