Por Nadia Sotelo
Aunque parezca mentira, es real. Ya pasaron ocho años desde que la voz de Michael Jackson se detuvo, desde que sus caderas pararon de moverse al ritmo del baile y desde que su corazón dijo basta. Aunque este día puede ser recordado con tristeza; ya que también nos dejaba la talentosa actriz Farrah Fawcett, el mundo sufría la pérdida de un grande, de una voz única, la del rey del pop.
Desde chico destacaba, con sus inigualables movimientos de baile por encima de sus hermanos en la banda Jackson five, siendo el más pequeño. Está tan bien dicho que hay algunas personas que nacen y tienen el don, pero no cualquier don, ese don artístico que hace que todo el mundo lo admire, que sea único. Llegar a la gente es una bendición, una expresión de dar amor, de darse por completo.
Por eso, ese 25 de junio de 2009 se apagaba una parte de nosotros, como aficionados de su música ya no tendríamos nuevos temas, ya no existiría la posibilidad de tal vez conocerlo personalmente, ya no estaría físicamente. Su vida no fue maravillosa, tuvo una infancia muy complicada, su sueño era ser niño, cosa que nunca pudo ser debido a que esa parte de su vida, se la pasó trabajando. Un problema en su piel hizo que su pigmentación se modificara radicalmente hacia un tono blanco, además de sus múltiples cirugías plásticas que hicieron que se transformara por completo y en uno de sus shows perdió su cabello, prendiéndose fuego en un accidente y quedando pelado para siempre.
Todo lo bueno que nos brindaba con su música, lo iba consumiendo cada vez más en una vida que padecía, que no disfrutaba. Pero nos hacía tan felices, todo tema que tocaba era éxito, todo movimiento que hacía era tratado de replicar. Su mayor éxito fue Thriller el disco más vendido en la historia de la música, su videoclip fue mucho más que un video, se exhibía en el cine y estaba prohibido para menores de 13 años.
Nadie lo pudo superar y hoy en día es muy difícil que haya un lugar de este mundo en donde no se sepa quién fue este gran artista. Si pensamos en el pop hay dos personas: Madonna y él. Los 80, 90 y 00 le pertenecen, su deseo era despedirse con todo en una última gira que lamentablemente no pudo concluir, porque la muerte se lo impidió. Según se informó: su médico se pasó con la medicación, pero a la vez se sabía que no podía aguantar más, que el dolor era intolerable y que pronto se iría.
El día de su muerte: el mundo se detuvo. Todos los canales de noticias informaban de este lamentable suceso, al principio con prudencia; ya que no se sabía si era verdad. Pero cuando se confirmó, la música se vistió de luto, recuerdo los canales como MTV o VH1 que le rendían uno de los mayores homenajes que se puede dar a un artista. El mundo perdía un referente, sus tres hijos un padre y él su vida, todos los periodistas volaban para cubrir las noticias; se podría decir que era más importante que los políticos, que los economistas. Era el artista de toda una era.
Ocho años después, sigue siendo un referente indiscutible, sus canciones suenan en las radios, se recopilan discos y sigue más vivo que nunca. Como amante de la música agradezco a este grande por haber dejado una huella imborrable en todos los oyentes, por tener esas melodías, esos movimientos que hacen que uno lo ame. Aunque ya no estés, tu arte nos alegra los días, nos llena de alegría, nos hace disfrutar de esa maravilla que es la música.
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