Por Nadia Sotelo
El domingo a las 18: 30, horario ideal para salir, debutó una nueva obra llamada “El cabaret de las ilusiones” que se las trae, en el Teatro El Tercer Acto (Av. Mayo 1158- CABA). Parecería descabellado pensar en un cabaret y en su misma frase ilusión, pero este espectáculo demuestra que este título se puede cumplir.
Antes de que empiece la historia, se visualizan a dos personas con cigarrillos que tienen en sus manos y que luego llevan a su boca, estos son La madama Elba Gallo (Mary Bustos) y el duque del cabaret, Nino Fornicaro (Rubén Pérez). Al entrar en escena, se nota que no hay buena relación entre ellos, pero tienen una necesidad: resurgir el cabaret, una obra que propone risa prácticamente todo el tiempo, gracias a la participación de las “Chicas”, que hacen de las suyas con sus vivencias y es imposible no tentarse. De repente se forma una fila de aspirantes, que buscan un lugar en el cabaret; la primera es Dalia (Lucía Olguin) que con su despampanante cabellera rosa, deslumbra a Nino y le asigna el empleo, por otro lado está Consuelo (Laura Rodríguez) que tiene una historia fuerte detrás y desea cumplir su máxima ilusión “reencontrarse con su madre”, si la risa fue partícipe en toda la otra, con la entrada de José «Pepe» Putín (Martín Castillo), un transformista, se redobló.
Los encargados del cabaret, aceptaban a todas las personas que quisieran ingresar, bajo el lema “se trabaja todo el día”. No solo habían incorporado a un hombre que se transformaba en mujer, sino que también, optaron por Soledad Solá (Norma Arias) una mujer de cabello corto y rubio que usaba anteojos, no sabía cantar, ni bailar y tenía el sueño de conocer al hombre de su vida. Pero faltaba alguien que también se integró al cabaret, “Concha”, interpretada por Walter Arguello, lo distinto y fascinante de este gran personaje, era que para el espectador era imposible no percibir que era hombre. De hecho, uno de los ejes más jugados por este actor, era hacer el papel de mujer. No se intentaba mostrar a un transformista, sino a una mujer, eso era lo bello: saber que era hombre y que se la jugaba por ser mujer, un papel muy bien logrado por Arguello.
Otros dos personajes componen la historia, pero en el papel de clientes. Por un lado El intendente (Pedro Pelliza) y por el otro, El Cholo (Martín Castillo) habitué del cabaret. El intendente, que solía frecuentar el lugar, se decide por una de las chicas y le cumple el deseo que tanto esperaba.
En cuanto a la ambientación del espectáculo, estaba presente la música con canciones de Elvis Presley, “La pollera Amarilla” de Gladys “la bomba tucumana” y el maravilloso «Money» de la gran Nacha Guevara, así como luces led que cambiaban constantemente de color, un bar, una mesa y otra mesita, con una silla.
En el final, se produce una noticia que cambiará la historia de todos. Cada una de las Chicas, consigue su máxima ilusión, una obra bella que demuestra que los sueños pueden conseguirse en cualquier lugar y que no hay que juzgar la zona en donde se está, que todo es para mejor. Un cabaret, que terminó siendo como su nombre lo indica “De ilusiones”.
Teatro: Tercer Acto (Av. Mayo 1158- CABA)
Funciones: Domingos 18:30 hs.
Actores
La Madama Elba Gallo: Mary Bustos
Nino Fornicaro: Rubén Pérez
Dalia: Lucía Olguin
Pepe Putin: Martín Castillo
Consuelo: Laura Rodríguez
Soledad Solá: Norma Arias
Concha: Walter Arguello
El Intendente: Pedro Pelliza
El Cholo: Martín Castillo
Sonido e Iluminación: Andi Ledger
Prensa y Difusión: Julián López
Puesta en escena y dirección: Rubén Pérez