Por Nadia Sotelo
Una de las particularidades que tienen los medios de comunicación es la de informar, entretener y educar. Sin embargo, al entretenimiento se lo están llevando a marzo; los individuos al tener imposibilitado su acceso a la calle se refugian en Netflix, Spotify y diversas plataformas pagas para entretenerse y dejar de pensar por un momento en el coronavirus.
Que esta enfermedad nos cambió la vida, nada lo discute. Ahora bien ¿es necesario bombardear con este tema todo el tiempo? Los canales de televisión están dejando atrás su programación habitual y están inundando todos sus horarios con un mismo contenido. Pareciera que no hay escapatoria posible a esta pandemia: no solo mata vidas humanas, sino que transforma al universo en muertos en vida: esperando el punto final de la existencia humana. Noticiando todo el día sobre lo mismo, impiden pensar al individuo en otra cosa.
En este momento, se observa el poder que tienen los medios. Dominan prácticamente el contenido que tenemos que hablar y también implican la manera en que se debe hacerlo. Hace unas semanas quitaron “Casados Con Hijos” de Telefe, algo incomprensible; ya que las personas también necesitan espacios de diversión y entretenimiento, no todo es amargura. Recuerdo esa expresión que decía “Apaguen el televisor y suicídense”. A veces poblar la vista de todo lo malo que ocurre en el mundo nos contamina, nos enferma más que el mismo Coronavirus.
Informarse es esencial para el ser humano, pero entretenerse también lo es. No hay que desbordar de información todo el tiempo, ni emitir noticias sin un debido chequeo de la información; no vale vender el prestigio por un minuto de rating. En vez de aumentar las emisiones de informes especiales sobre esta gripe mortal, se debería aumentar la posibilidad del divertimento, de la risa: que es salud, del disfrute, de los artistas. Basta de 24 horas de noticias duras, también los televidentes necesitan un respiro a tanto cambio junto.