Por Nadia Sotelo
Los teléfonos móviles están cambiando la forma de consumo en los individuos y aquellos medios que en su tiempo fueron consumidos de manera masiva, van perdiendo peso frente a las nuevas tecnologías.
Estos medios no desparecen, pero se transforman, se fusionan y pueden encontrarse adentro de un celular. Sin embargo, los mayores de sesenta años en su gran mayoría, todavía siguen eligiendo en su forma de consumo a la radio, los diarios y la televisión en su plataforma original. Pero el paso de los años, la creciente demanda tecnológica y los niños que nacen con habilidades digitales (nativos digitales) han cambiado las formas de aprender y de ver programas televisivos.
Hace poco tiempo, era impensado que la televisión llegaría a su fin (la caja boba que idiotizaba a la humanidad), según determinadas posturas académicas. Este aparato formaba parte de las cenas familiares, unía y generaba discusiones, acercaba los temas más importantes a la sociedad; pero en los últimos 10 años el consumo de televisión comenzó a decaer drásticamente, al punto de imaginar su muerte como cercana. En realidad, la muerte no era tal. Sino que ya no formaría parte de los adornos de la casa, ni uniría familias; todo ello podría encontrarse en un solo lugar: el celular. Un aparato que con el tiempo aleja el contacto y solo provoca una interacción, por medio de una pantalla. Los individuos se transforman en extensiones de esa maquinaria telefónica, repleta de aplicaciones.
Sin embargo, este año algo impensado ocurrió y el mundo colapsó. El COVID 19, transformó la vida de las personas de una manera drástica y total; pandemia mundial y confinamiento obligatorio fueron su lema y su actual desarrollo. Este 2020 que se veía con alegría y mucha esperanza de metas por cumplir, será recordado como el año perdido.
Ese aparato que casi no se utilizaba, llamado televisión, volvió a vivir. Millones de personas conectadas a la televisión enterándose de todas las noticias relacionadas al virus, esperando cadenas nacionales, informándose de todo. A través de ese medio, que nunca se fue y que hoy vuelve a vivir. Vuelve a vivir de una forma horrible, muchas veces asustando, más que ayudando a los individuos, a veces sobre-informando y no estableciendo la información socialmente necesaria, pero la televisión demuestra que no murió y que volvió a ser un servicio. Demuestra que volvió a ser consumida por los seres humanos.