Te Va bien Emprender: “Una mañana a puro emprendimiento”

Por Nadia Sotelo

Hoy la mañana tuvo otro espíritu. Me levanté muy temprano y me fui al barrio de Belgrano gracias a la línea D estación “José Hernández”, para vivir una jornada llena de emprendimiento llamada Te Va bien Emprender, organizada por el banco Comafi. Durante dos semanas, la casilla de mi correo electrónico me recordaba sobre el evento que fue maravilloso.

La acreditación fue dificultosa debido a la cantidad de personas que se hallaban en el lugar; así como también el coffee break prácticamente imposible. Sin embargo, esa situación fue lo único malo de la jornada. El título de la charla indicaba el sentimiento que una vez finalizada la jornada se confirmó “nos hace bien emprender”.

Comenzó a las 9 como estaba pautado y tuvo una concurrencia a sala llena, cabe destacar que fue la última charla en lo que va del año. Este ciclo de encuentros se viene desarrollando hace dos años, en la que se organizaron más de 40 encuentros sobre emprendimiento de índole gratuito para clientes y no clientes del Banco Comafi; dando capacitaciones gratuitas a más de nueve mil personas.

Los expositores de esta conferencia de emprendimiento fueron Mario Freiría de Tus clases de guitarra online de YouTube, en donde contó su vida y los riesgos que tomó para vivir de lo que más ama “enseñar música”, luego le tocó el turno a Alejandra Leguizamón de “Mama emprende” por Instagram, una mujer que se cansó de su trabajo y le dio un nuevo giro a su vida ayudando a madres, que como ella quieren emprender y no se animan. Para cerrar esta primera parte de la jornada estuvo presente Andy Clar, una persona con una gran historia de vida en la que un accidente le hizo abrir su mente y luchar por lo que quería. Estas tres charlas fueron motivadoras y enseñaron a través de sus experiencias de vida, que “todo es posible”.

Hubo una instancia para tomar y comer algo y le tocó el turno a Andrés Arranz, quién habló sobre las posibilidades de Facebook a la hora de emprender, después le tocó el turno a Consuelo Summers, que utilizó mecanismos de relajación y dialogó sobre la importancia de encontrar el innovador que hay en uno mismo y la jornada concluyó a cargo de la periodista Martina Rua, que explicó todas las maneras que hay para innovar.

Fue un evento muy bueno, con muchas enseñanzas de vida y pasos que debemos seguir a la hora de emprender. Volvería a asistir!!!

 

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¡Cómo se extraña el mundial!

Por Nadia Sotelo

El domingo 15 de Julio de 2018 me preparaba para vivir la final del campeonato mundial de fútbol. Los domingos me levanto bastante tarde, pero ese día tan importante me puse el despertador a las 11 am con motivo de levantarme para comer y luego mirar en tranquilidad el esperado partido, que comenzaba a las 12 en Argentina.

Hace cuatro años la final disputada era Argentina- Alemania, cuya vencedora fue la segunda nombrada. Sin embargo, esta vez la cosa fue diferente para estos países, ya que Argentina perdió en octavos y Alemania, la gran ganadora, tuvo una participación muy breve y perdió en la fase de grupos. Este año, la cosa se estaba en Europa, por un lado Francia y por el otro Croacia; ambos hicieron un gran mundial y se merecían llegar a esa instancia. Esta vez, se me dificultó mucho seguir los partidos, porque no disponía del tiempo necesario, pero cada partido visto era una celebración, lo vivía con absoluta pasión y adrenalina.

Para mí, los mundiales son muy importantes. Amante de la televisión y de los eventos a nivel nacional e internacional, considero al mundial como una pieza central en la historia de la cultura, además el fútbol es un deporte amado por miles de personas. A veces el reconocimiento de un país se debe al nombre de determinado futbolista, en nuestro caso somos conocidos por Diego Armando Maradona o Lionel Andrés Messi Cuccittini (Leo Messi) y esto es real. La gran parte del mundo los conoce y los identifica como argentinos. Por eso, los mundiales construyen un universo en sí mismo, cada pueblo, cada país aclamando a su bandera, reconociéndola y esperando al ritmo de cohetes y sobresaltos, gritar esa bella frase llamada “gol”. Los relatores deportivos son figuras importantes para el desarrollo del mismo, trasmiten con mucha fuerza y energía, cada jugada hecha en el partido. No solo hablan, también gritan, dan aliento al público en su casa y pueden hasta insultar, producto de la felicidad que les produce el juego.

Ese domingo, exactamente hace nueve días, encendía el televisor y me ponía los anteojos, apagaba el celular para evitar cualquier tipo de distracción y me dejaba llevar por la imagen. La secuencia era clara, once jugadores de un lado de la cancha y otros once en el otro lado. Sin embargo, algo había quedado de Argentina y se hacía presente, el árbitro era argentino. Néstor Pitana, fue el encargado de llevar adelante el transcurso del juego, en un momento Francia reclama penal, él no seguro de la jugada realizada decide pedir ayuda al VAR (video arbitraje) y allí se da cuenta que el reclamo de Francia era el correcto y se aplica el penal y se concreta el gol. En la primera parte, todo indicaba que el ganador sería Croacia, ya que jugaba mejor, pero Francia era impecable, ante cada descuido de Croacia, realizaba un gol y ganó en su justa ley. Para un partido final, el número era increíble, 4-2, no se necesitó de tiempo extra, ni fue necesario ir a penales.

Un mundial con todas las letras, muchos goles, buenas jugadas. Francia, el único y gran campeón, indiscutible, todo hizo bien y después de 20 años se le volvió a dar; ya no ganaba en su propio país como lo había hecho hace dos décadas atrás, pero lograba consagrarse en Rusia. En el mundial que se disputó en Alemania en el año 2006 estuvo a un paso de concretar este sueño, pero Italia logró vencerlo en la fase de penales, debido a que los 90 minutos habían igualado un 1- 1 y en el alargue, no pudo evidenciarse otro gol.

Si bien, la final del mundial de Rusia, ya se jugó hace varios días, la sigo recordando porque fue mágica y tendremos que esperar cuatro años más para tener la posibilidad de visualizar otra competencia así, el lugar escogido para 2022 es Qatar, pero la fecha no será junio, ni julio, sino noviembre- diciembre. Aunque no pude cumplir ese sueño que me había propuesto en 2014 de viajar a Rusia, la televisión HD me permitió ser partícipe de todo y me sentí como si estuviera allí.

 

Crónica de un casting: “Mi primera vez en una audición”

Por Nadia Sotelo

Podría resumir a la música como la vida misma, canto desde siempre pero sin técnica vocal. Me acuerdo que a los siete años vi la entrega de los premios MTV desde mi televisor y allí me dije eso es lo que quiero para mí, no solamente quedé fascinada, sino que sentí que alguna vez estaría allí.

Esa niña creció, pero conservó su deseo intacto y con todas sus fuerzas. Se podría decir que me elegí la carrera universitaria más larga de todas: «ciencias de la comunicación social” y en la que tengo que leer mucha bibliografía y no tengo mucho tiempo para hacer otras cosas, hasta el año 2016 me dediqué exclusivamente a cursar y tratar de meter la mayor cantidad de materias. Pero la vida no es solo estudio, por suerte ya se terminó la escuela o la cárcel en mi opinión, porque eso es y comenzó una etapa de disfrute y plenitud como es la juventud.

Nunca me había presentado en un concurso de canto, debido a mi falta de técnica y a mis miedos internos, que me decían que era inferior frente a otros. Pero las oportunidades no abundan en esta vida, si tengo la posibilidad de cumplir mi sueño, voy a hacer hasta lo imposible para conseguirlo y así fue mi convicción que hizo que me presentara para el casting de La Voz 2018. Prácticamente sin dormir, pero con una adrenalina incansable que permitió que el miércoles 23 de mayo de este año, me presentara a las audiciones. Me tomé el 101 que va a Retiro, el mismo que me tomo para ir a mi coro “Jóvenes encantan Buenos Aires” y me bajé en la misma estación, la de Libertad y Av. Santa fe, si bien sabía que me tenía que bajar una después, aquella que está cerca de 9 de Julio, quise ir a lo seguro y caminar un poco más. Caminando, llegué a Juncal al 868 y observé una larga fila, a personas con carteles que indicaban el número que les había tocado y la leyenda de la Voz Argentina. El horario estaba pautado a las 10 am y a esa hora llegué, si bien sabía que tenía que llegar antes, se me hizo tarde. De todos modos, sabía que tendría que esperar horas para poder cantar.

El panorama era maravilloso, gente cantando, guitarreando y pasándola bien, estábamos todos unidos para demostrar lo que más amábamos: la música. Luego de una larga espera de casi dos horas obtuve en mis manos mi número, el 1343 y fue una felicidad tan bella, algo inexplicable para decirlo en palabras. A su vez me dieron una planilla para que llenara con mis datos, pero había un pequeño problema, había olvidado la lapicera: algo elemental. Los que me conocen saben que soy extremadamente obsesiva con todo, pero acá se me escapó la memoria y lo olvidé; de todos modos una chica me prestó una lapicera, pero la fila avanzó y perdí de vista a esa persona que me había prestado el bolígrafo, por suerte más tarde pude reencontrarme y devolvérselo. La fila avanzaba de a poco, el lugar de espera era la calle y estaba repleto de cocheras y autos, por lo que nos movíamos todo el tiempo, a las 14:30 nos avisaron que Lizy Tagliani, haría un móvil con el público concursante para el programa “Cortá por Lozano” y allí la fila se descolocó, hubo muchos que se sacaron fotos con la capocómica e incluso algunos salieron en televisión.

Estaba sin comer, sin ir al baño, pero con un sueño y un deseo por cumplir. A las cuatro de la tarde se produjo lo que tanto esperaba, logré ingresar al sitio en donde se tomaba el casting, estuve practicando durante horas los dos temas con los que me iba a presentar, que eran “La balada del diablo y la muerte” de La Renga y “Así era ella”, de Cristian Castro. Pero, sin embargo, el productor nos dijo que teníamos solo 30 segundos para mostrarnos, debido a la cantidad de gente que había y eso que era el primer día. Con nervios a flor de piel, pero felices, ingresamos alrededor de cuarenta concursantes a una sala en donde había dos personas del sexo femenino “coaches”, que nos escuchaban, llegó mi turno y aunque estaba muerta de miedo, salí con todo, elegí el final del tema de La Renga y sentí que lo hice genial. Seguramente no ingrese al certamen, porque es increíble el talento que hay en este país, pero me quedo contenta con saber que me animé y que es uno de los tantos castings a los que asistiré, ya que estoy segura que voy a ser cantante y que mi sueño se va a convertir en realidad.

 

 

 

«Volver a Sentir»

Hacía mucho tiempo que no tenía una salida en familia, si bien había vivido unas extensas y bellas vacaciones con ellos; me hacía falta una salida familiar en mi país. Remontándonos a tiempos pasados, nos decidimos por un paseo que siempre nos trae buenos recuerdos: El Abasto.

Este destino era el que vivía todos los domingos, hace muchos años. Tiempos en que cursaba la secundaria y había tiempo para salir; ya que papá no trabajaba los domingos a la noche, el trabajo en un restaurant es muy duro, demanda mucho tiempo e impide disfrutar ciertos momentos como los domingos. Pero el viernes, pudimos recrear esos recuerdos y los plasmamos en un momento único.

A eso de las 7 de la tarde, agarramos el auto y nos fuimos al shopping, en realidad nunca nos importó la ropa que había allí, sino los juegos mecánicos que nos hicieron siempre tan felices. Así que entramos y nos direccionamos hacia nuestro deseo. Para mí, estar en el Abasto es algo fantástico, me acuerdo los juegos a los que me subía de chica, los salones de comida en donde esperaba horas por mi pizza, cosas que pasan cuando no nos gustan las hamburguesas. Recuerdo lo que nos costaba conseguir una mesa, ya que todas estaban ocupadas y se complicaba para una familia de cinco. Suelo frecuentar el lugar por prácticas profesionales y no siento ese espíritu que me surge, cuando estoy en compañía de mi familia.

A mí me fascinan los juegos mecánicos, pero se me hace muy difícil encontrarlos en Capital Federal. La gran mayoría se encuentran en la provincia de Buenos Aires y no puedo trasladarme hacia allí, así que el Abasto, es el lugar indicado para mí. Hacía mucho que no sentía, que no me llegaban esas sensaciones que me producen los juegos, esa posibilidad de volar y despejarme de mi ser, de sentir lindo, de disfrutar y de gozar el momento, me encanta sentir cosas en el estómago, se podría decir que me enamoro de esa linda sensación que me produce el subir y bajar.

Mi juego favorito es el barco, con ese siento, sí o sí. Esa posibilidad de subir y bajar a rápida velocidad, es un paraíso para mis emociones. Qué lindo es pasarla bien, sentir cosas, pasear, disfrutar y estar en familia. Qué bello es volver a sentir, ser niño otra vez.

 

CONEXIÓN PROVOCACIÓN: «Un día dedicado a la Motivación»

El martes 19 de septiembre de 2017 en el teatro Paseo La Plaza ubicado en Av. Corrientes al 1660, se llevó a cabo en la sala Pablo Neruda una nueva edición de Conexión Provocación, un evento gratuito de cinco horas de duración en donde 500 personas pudieron disfrutar de charlas y distintos talleres dedicados a motivar aquellos sueños que todos tenemos, pero que por miedo al fracaso no logramos cumplirlos. Una experiencia que invita a reflexionar sobre los sueños y a animarse para concretarlos.

A las 17 hs se produjo la acreditación, la inscripción se realizó vía mail y solo fue cuestión de decir el nombre y apellido para ingresar al encuentro. Esta experiencia fue posible gracias a los sponsors que lo auspiciaron, entre ellos Clarín Empleos, YPF, entre tantos otros más; en la entrada se encontraban distintos stans que promocionaban cursos, posgrados y distintas universidades para todas esas personas que deseen cambiar su rumbo y se animen y activen para construir un nuevo destino. Subiendo unas escaleras había un lugar que estaba conformado por almohadones, cartulinas y marcadores que invitaban a los individuos que empezaban a llegar, un espacio de tranquilidad, para liberar tensiones, para dejar la fuerza negativa atrás; a eso de las 18 hs la sala de conferencias ya se preparaba para recibir a los oradores del día al ritmo de música muy potente, que hacía que todos los que se encontraran allí se llenaran de energía positiva y que se prepararan para disfrutar de un momento único. En el público había jóvenes de diferentes nacionalidades que además de compartir un evento, estaban dispuestos a escuchar por palabras de otros la motivación precisa, para emprender sus proyectos y dejarse llevar por sus sueños.

El presentador fue Pablo Aragone, quién tenía mucho carisma, hacía divertir a los invitados con chistes y anécdotas; además tenía un power que ya indicaba como sería el desarrollo de las conferencias: bien arriba, antes de presentar a cada orador definía lo que estos le habían dicho que sentían, respecto a la palabra pasión. El encargado de abrir fue Juan Ordeix un administrador, mentalista e ilusionista; una combinación rara pero perfecta para demostrar a todos, lo que es pasión que según sus palabras “es conectarse con lo que se quiere hacer”, para ello propone el conjunto de la C (comunicación, creatividad y coraje), habilidades que se deben adquirir a la hora de la pasión; hizo un truco de magia en donde una chica del público se subió al escenario y brindó el punto justo a la hora de alcanzar el éxito que es “animarse”. Una linda propuesta para abrir la conferencia, arrancó con todo elevando la vara al máximo, luego llegó el turno de Mariana Kexel una maestra que viendo las inundaciones causadas, se dispuso a ayudar; algo la motivó y no paró nunca más, fundando Desde Tu Hogar, un sitio destinado a buscar donaciones en las casas de las personas. Se la jugó por completo y conoció cuál era su verdadera pasión, un ejemplo de individuo que enseña que si uno cree, todo puede lograrse, le siguió Alexis Winer un profesional, que probando diferentes experiencias dio con la suya: la escritura, que invita a la curiosidad, a conocer cosas distintas. El primer bloque de charlas lo cerró Victoria Gamboa, que habló de lo que se necesita para motivarse, mencionando algo tan central como la empatía. Hubo un receso y llegó la segunda parte del evento.

En este caso, el presentador advirtió que se iban a dar emociones fuertes y no se equivocó. El primero en abrir fue Jonatan Loidi, un conferencista de renombre que demuestra que nada es imposible y que hay que descubrir el talento que se encuentra oculto en cada persona, que hay que ir en pos de los objetivos. Pero su mayor grandeza la expuso al hablar de los Déja vu, indicando que al lograr el sueño, no se debe tener miedo; porque es algo que uno hizo antes, que lo imaginó tanto que debe ser como uno siempre lo soñó; que no hay nada que provoque detención, que uno puede y va a llegar. Una charla emocionante como lo fue la que vino después, Laura Zapata lo siguió, haciendo que las emociones se hicieran presentes, hasta el punto de provocar llanto en los espectadores, ella visionó tanto su sueño, que se le dio. Nadie creía que podía ser bailarina, ni cantante; incluso sus padres pensaban que era algo de la niñez, también sus profesores no la consideraban como tal; ya que no es la típica bailarina flaca, tiene curvas, es una mujer preciosa, que fue estigmatizada por su lugar de origen y su cuerpo. Sin embargo, eso nunca la detuvo y creó Big Mama Laboratorio, un lugar pensado para personas de diferentes lugares con un único deseo: hacer arte.

El tercer orador fue Sergio Expert, una persona con una experiencia de vida tremenda, que hizo que una explosión le arrebatara su pierna y a su mejor amigo a los 20 años. No quería intentar más, ya que como él reconoce, se escudaba en su victimización, quería abandonar la universidad y todo. Pero sus padres fueron los que lo impulsaron a seguir, haciendo que todo el dolor sufrido se convirtiera en aprendizaje, menciona que siempre hay que ser agradecido y que esa explosión que le transformó la vida, hoy la ve como una explosión de amor. Para terminar, le tocó el turno a Melina Masnatta, una ex bailarina clásica que se dio cuenta que había perdido la pasión por esta profesión y se decidió a investigar por qué las personas pierden las pasiones y decidió involucrarse en un mundo de tecnología y aprendizaje. El presentador sale y agradece a todos por venir y se da un cierre sorpresa: Big Mama Laboratorio hizo bailar a todo el mundo, incluso algunas personas del público subieron al escenario y se divirtieron.

Un evento maravilloso, que invita a motivarse, a luchar por los sueños, a sentir, a emocionarse y a vivir sin límites y sin fronteras.

 

 

«Aunque no ganamos: fue tan lindo»

Por Nadia Sotelo

El mes de Julio de este año terminó y esto me retrotrae a tres años atrás, en dónde el aire que se respiraba era de alegría y unidad. El 13 de Julio de 2014 la selección argentina de fútbol, jugó la final del mundial y aunque terminó en segundo lugar, fue tan bello ese proceso, que lo recuerdo con mucho amor.

Los deportes, no son algo que ame, pero las olimpíadas y los mundiales me hacen sentir diferente. En esas ocasiones, soy la admiradora de deportes número 1, la que sabe todo y la que espera poder gritar con ansias cada victoria conseguida. Si bien es solo un juego, los jugadores hacen más que jugar, se juegan la alegría de un pueblo que los aclama, que los admira y que daría todo por darle fuerzas a sus ídolos. El año 2014 fue un año muy especial para mí, nunca me imaginé que tendría la suerte de ver la final de un mundial de fútbol y lo conseguí. Qué fortuna el estar viva para experimentar esas vivencias que se dan observando espectáculos, si bien no estuve presente en Brasil; la televisión hizo que llegara allí. Tampoco imaginaría que tres años después conocería ese lindo país, esas son las sorpresas que nos da la vida, que nunca pensamos conseguir y que sin embargo se dan.

Para mí los mundiales son una forma de conocimiento hermosa, me acuerdo los mundiales de 2006 y 2010, cuando asistía a la secundaria y me hacían recortar banderitas, conocer a los jugadores, mirar los partidos para establecer un tipo de debate. Me acuerdo el de 2006 que nos dejaron salir antes para verlo en nuestras casas, yo solo quería llegar. Mi mamá odia el fútbol y solo nos permite mirarlo en la cocina en los mundiales, pero como cada uno posee un televisor en su cuarto puede verlo cuando quiera. Los gorros y las camisetas de la selección, me dan tanta alegría. Escuchar en las casas vecinas el sonido de la vuvuzela, los gritos, la alegría por cada gol metido es un sentimiento impagable que ocurre en los individuos; ese fanatismo bueno que solo puede provocar una cosa: felicidad. Recuerdo ese 2014 en el que por suerte la facultad no me impidió ver ningún partido, pude ver todos y un día que pensé que no llegaba, empecé a correr hasta alcanzar el colectivo; en las calles la gente gritando Argentina, vistiendo camisetas, bailando en las veredas, me hacía acordar al Bicentenario del año 2010 en donde todo era fiesta!!!

Hoy día vivimos con una angustia, un deterioro anímico notorio, falta de trabajo, dinero escaso, tratando de sobrevivir. Gobierno tras gobierno, cada día es peor, no hay avances sino retrocesos, estancamientos. Hay recesión en la sociedad, no solo en lo monetario. Sé que no hay muchas cosas que nos den fuerza y dar marcha para adelante, pero esa fe que tenemos en un mundial tiene que producir contagio en otras zonas de lo cotidiano, que usemos las banderas siempre, que usemos camisetas de nuestro país todos los días, escarapelas no solo en días patrios, porque nosotros somos la patria y nadie nos regala nada. Ver el mundial de 2014 me produjo ese deseo de plenitud que me gustaría que todo el mundo desarrollara, más allá de las condiciones horrorosas en las que nos ha tocado vivir, ser felices para continuar; si hubiéramos ganado, me hubiera sentido contenta no solo por mí, sino por mi hermoso país, que se merece una alegría como todo individuo en esta vida necesita. Este último mundial fue un viaje de ida para mí, no creía que íbamos a llegar a tanto y en el durante era una tensión permanente ¿meterán goles? ¿Terminaremos descalificados? Las canciones de los mundiales son geniales, una mejor que la otra, las canto todo el tiempo y me recuerdan esos gratos momentos. Me di cuenta que no puedo ver mundiales en compañía de nadie, necesito mi momento de conexión con el fútbol, gritar hasta quedarme sin aliento por los goles. Estar en mi cuarto tranquila, comienzo a investigar la vida de todos los jugadores que participan no solo los de mi país, cuando Sergio Romero atacó dos penales y Maxi Rodríguez dio el paso para la final, fue algo tan bello, tan sanador; me recuerdo llorando pero de felicidad y en la final, dieron lo máximo, un descuido hizo que Alemania metiera gol, pero para mí era como si hubiéramos ganado. Como anteriormente había sido el pulpo Paul, esta vez una tortuga era la que supuestamente adivinaba quién ganaba y yo la seguía; reconozco que es una tontería, pero son esas cosas de los mundiales, sacan algo de mí que no conozco.

Ojalá tenga la oportunidad de ver otra final y sería soñada si fuera en directo, pero todavía no me da el presupuesto para viajar. Sin embargo, observar esa alegría de la gente fue algo tan bello, porque aunque no ganamos, el pueblo se unió en un sueño: conseguir la copa del deporte más difundido en el mundo.

 

Crónica de un espectáculo: «La primera vez que observé un show de Stand up»

Por Nadia Sotelo

Ayer viví algo que nunca me imaginé, me invitaron a ver un show de Stand up en Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660, CABA) y asistí. Amante de los espectáculos, siempre que tengo oportunidad de ver alguno voy de una, nunca digo que no; es más fuerte que yo. Ser espectadora es un sentimiento tan pleno, tan lindo, ver arte es deslumbrante para mis ojos y para mi corazón, siendo artista frustrada y no pudiendo estar arriba de un escenario, me contento con ver a personas que sí triunfan, que por suerte su esfuerzo dio sus frutos y dio como resultado: estar frente a un auditorio, demostrando lo que saben hacer. No creo que esta vida me permita cumplir mi gran sueño, que es ser cantante, pero observar a gente que si lo hace, me alegra el alma.

Mi asombro del show se debió a mis prejuicios y a mi desconocimiento en el género, yo pensaba que en este tipo de espectáculos se hablaba solamente de los miembros, de quién la tenía más grande y cosas por el estilo, en el que dejaban a las mujeres en un lugar horrible hablando solo de sexualidad, pero evidentemente me equivoqué y aprendí una lección, primero hay que ver las cosas, para luego criticarlas, como diría un viejo dicho “ver para creer” y así fue. Se podría decir que fui asustada, no sabría con qué me encontraría, si la pasaría mal, porque en base a los preconceptos con los que venía, supuse que el tema solo sería uno: sexo, pero por suerte no fue así; y me fascinó.

Al ingresar a la sala supuse que todo iba a ser maravilloso, porque se llamaba Ringo Starr, haciendo alusión a un genio de la música y al cual admiro profundamente. Las mesas estaban bastante ocupadas y en un principio me senté en el fondo, sin embargo miré que adelante había asientos vacíos y me cambié allá; la verdad que tenía ganas de ver a los comediantes y no solo escucharlos, así que estar adelante me permitió eso. Me saqué la campera y puse mi celular y mi documento en la mesa que tenía, giré mi cabeza hacia atrás y el lugar se había llenado, estaba repleto o se podría decir que explotaba. Música fuerte de fondo que sonaba y de repente apagón, allí se daba comienzo al show. Sale un comediante llamado Matías Acuña con una polenta, un chico que domina el escenario de una manera increíble, desde un comienzo se observa que es el moderador y presentador de los actores que vendrán después. Más allá de que sabemos que realiza un monólogo, es apasionante el nivel de improvisación que propone, con los que estaba adelante interactuaba constantemente y proponía mucha risa y diversión. Encima es una persona  joven con un futuro  tan prometedor, nació para esto, no hay dudas. Luego de la excelente presentación del moderador, rompió el hielo Sergio Ferez, alguien que se califica a sí mismo como cuarentón y pelado, los ejes de su diálogo son la calvicie, las mujeres y los shopping, muy chistoso de verdad, luego le tocó el turno a Lucas Bardon, un chico de 23 años muy fachero por cierto, que comenta su adoración hacia la banda de “Los Piojos”, dice que todavía vive con sus padres y allí comienza su relato, tiene un público bastante atento a él, que corea y grita su nombre, la verdad que dice cosas muy graciosas. Después llegó el turno de Julián López, él fue quién me invitó; si bien le tengo un aprecio y cariño muy grande, quería saber si podía, si en este territorio se movía tan bien, como lo hace con el periodismo y la verdad que puedo decir que lo hizo muy bien. En el momento que estuvo en el escenario me olvidé que era mi amigo, para mí era un comediante más, sus monólogos fueron muy buenos y logré conocer otra faceta, entre las múltiples que desempeña esa persona y para terminar sale al escenario con todo, un chico tatuado llamado Pablo Suzal que me mató de la risa, sus chistes sobre Ciudadela fueron estupendos.

Un show que vale la pena ir a ver, el público reía. Qué mayor felicidad en el mundo que lograr eso!!! Además se podía comer, mientras se disfrutaba de un gran espectáculo que es realmente barato y donde las sonrisas y los gritos de risas están asegurados. Les auguro un futuro impresionante a estos comediantes. Pararse y hablar hacia otro, contando sus historias, mostrando realmente el alma es algo impactante, que no cualquiera lo puede hacer. Se necesitan agallas, caradurismo, libertad y deseo de contarnos algo. Acá no hay escudo como en las canciones o danzas que se realizan sintiendo la música, aquí es el desnudamiento de las vivencias en estilo cómico; toda una habilidad. Yo creo que si los chicos siguen así, pueden convertirse en los cómicos del futuro.

 

«El esfuerzo vale la pena»

Por Nadia Sotelo

Ya siete años desde que ingresé a la universidad, un mundo desconocido al que pensé que nunca podría ingresar. Mi destino estaba escrito: sería maestra, en realidad era la única profesión que conocía porque era la que veía todos los días en la escuela y por eso quería hacer eso, porque no conocía otra cosa y no quería ser comerciante como mi padre, porque no me gustaba nada de eso. Siempre supe que mi gran amor era la música porque escucharla y cantarla me da vitalidad, pero nunca me creí capaz de ingresar al conservatorio, porque no tenía plata para pagar estudios musicales, pero siempre está en mi vida, otra cosa que adoro es escribir: desde poesías, crónicas, historietas, canciones: todavía tengo el cassette que grabé con temas compuestos por mí a los 8 años, cuando hacía de cuenta que era la conductora de un programa infantil de circo, también era la estrella central y cuentos desde muy pequeña a los 5, cuando aprendí a leer y a escribir. Mi madre siempre me leía aunque a ella no le gustara. Me dijo que uno tiene que conocer toda la cultura que se pueda y de eso me nutrí. La radio es mi gran amiga, mis cassettes, mis discos, la televisión: el espíritu de mi visión. Siempre miré y escuché lo que quise, mis gustos se diferencian a los de mi familia.

Siendo fóbica a los perros pasé mucho tiempo en casa y ahí inventaba de todo: programas radiales, publicidades con música, entre otras cosas. Pero a eso de los 10 años me atrapaba cada día más salir de viaje, conocer gente que me contara su historia de vida. Iba a la escuela y observaba lo que las personas hacían en el recreo, todo era señal para escribir. Todas las personas que conocía en mis viajes se alegraban de hablar conmigo, me decían «gracias por escucharme, por interesarte en mí» y yo los recuerdo con mucho amor, sus caras y sus nombres. Hoy en la parada del 101 una señora mayor me preguntó sobre la dirección de una parada y empezamos a hablar, tenía un bastón y me contó que una vez había sido linda y que ahora era vieja y sin dientes y eso me mató. Yo le decía que era linda, que su profesión de enfermera era algo hermoso, que el estar al servicio de la gente era lo más lindo que uno podía tener, no lo físico y de repente saca una foto en blanco y negro que era de su juventud, la verdad que quedé impactada porque era bellísima, pude deducir que su dolor interno se debía a que ya no era esa que fue, que el pasado se había ido. Pero me encontraba con una persona sobreviviente a un ACV que hablaba como nadie y que aún con su dificultad al caminar seguía ejerciendo su trabajo como enfermera, esa belleza que solo existe en algunos, entonces era la mujer más linda del mundo. Ya no sería esa joven de 24 años que llegaba del interior a Capital Federal y que contrataron como modelo de zapatos en una zapatería, pero conservaba esa belleza de persona, de modelar con el alma, de ayudar. No sé si la volveré a ver alguna vez más, pero me alegró la mañana. Porque es tan lindo escuchar a la gente, conocer distintas experiencias de vida, aprender del otro.  El mundo es tan antipático, tan asocial, siendo supuestamente social que solo poner mis oídos y mirar a esa persona me alegra la vida.

Cuando conozco gente arranco la charla desde dos ejes: a través de la música o queriendo conocer a esa persona. La pileta es uno de mis lugares favoritos para hablar, la gente se suelta y empieza el diálogo. Hace dos años tuve la suerte de encontrar a cuatro viejitos que tenían una polenta, unas historias de vida; no me quería despegar de ellos. Los escuché y disfruté de su compañía y llegó el día de despedirnos y siempre se realiza una cena show con un gran cantante que invita a cantar a los vacacionantes, yo fui una de esas que se subió a cantar al escenario y ellos me dijeron «no sabíamos de tu otra vocación, sos un ángel que canta» y les agradecí.

Cuando empecé la secundaria me surgió la duda de si lo mío era la docencia. En realidad estaba claro que no lo era, por más que me gustara estudiar no podía concebir mi vida haciendo eso. Entonces a eso de los 14 años cambié lo que sería mi destino, perdí el miedo y les confesé a mis padres que no quería ser maestra de escuela y aunque ahora estoy estudiando un profesorado, lo hago sobre lo que verdaderamente me gusta: que es la Comunicación. Ya mi pobre madre no me aguantaba más, todo el día hablando de cantantes, de programas de espectáculos, de noticias internacionales. Le dije que iba a ser la nueva Rial, me respondió que si lo quería hacer lo hiciera, pero que ella no me iba a mirar en televisión, porque esos programas la enervaban, como los talk shows: es mi sueño ser conductora de uno en Miami y molesté tanto en mi casa que ahora mi madre los ve.

Empiezo el año 2010: último año de secundaria, viaje de egresados, últimos recreos, última vez que vería a mis profesores y a mis compañeros, último año en que no usaría colectivo y en el que me acompañaría mamá, últimas llamadas en que le avisaba que me viniera a buscar antes, porque nos dejaban salir debido a la ausencia de un docente, último año siendo virgen de los finales, algo que conozco ahora un montón y siempre adeudo alguno. Le tenía que indicar a mis padres que carrera quería seguir, estaba entre dos: Letras o Comunicación, en realidad los últimos dos años antes de la decisión, había optado por Letras, porque me gustaba escribir, pero internamente me gustaba Comunicación, ya que era más viable a los objetivos que quería cumplir en esta vida, tenía todo. Yo soy una mezcla de conocimiento diverso y en la comunicación lo encontraba, pero me parece que no quería decir que era lo que realmente anhelaba, porque es difícil ingresar en ese mundo, Letras es igual de complicado, pero había pasantías y cosas que en Comunicación estaban ausentes. El día de la inscripción decidí borrar toda la planilla escrita por la opción de la carrera de Letras y puse la de Comunicación. Un segundo cambió mi vida, no sé si sería lo mismo si hubiera estudiado Letras, tal vez ya hubiese terminado la carrera y tenido un empleo estable, pero estaría amargada porque algo me faltaba y que en la Comunicación encontraba.

A veces me levanto y me digo: ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy estudiando? ¿A dónde voy? Pero siempre apuesto a mi carrera: a la que es mi elección en esta vida, a la que nunca podría abandonar. Cada vez estoy más cerca del título: lo deseo pero también me asusta, voy a extrañar no estudiar, no dormir por resumir, esa cosquilla en el estómago cada vez que empiezo una cursada, el charlar con compañeros, conocer docentes, el pisar el edificio de la ex Terrabusi. Esta carrera y las personas que conocí me alentaron a muchas cosas, capaz nunca hubiera salido a una plaza a buscar entrevistados para que me contaran sobre un tema, jamás me hubiera filmado haciendo entrevistas, ni grabado voces, ni estado en radio, ni participado en un programa de televisión. Hoy sé lo que quiero, porque lo conseguí. No quiero tener hijos, ni pareja, quiero estar viajando por el mundo conociendo gente, entrevistando, escribiendo y cantando porque la comunicación me permite hacer todo, me permite dividirme, me permite expresarme, en definitiva me permite ser.

 

«La Música es mi Vida»

Por Nadia Sotelo

¿Qué sería de mí sin la música? Es una buena pregunta. Todos los sentimientos que vivo y todas mis emociones se relacionan con ella. Decir que es una obsesión es una noción corta, porque traspasa mi ser, me lleva a horizontes lejanos y me hace elegir quedarme todos los días a vivir esta vida. A veces me siento muy triste, muy sola, con problemas existenciales, con nudos mentales, con miedos que me impiden avanzar, pero ella no me abandona. Me acompaña a dónde voy, me da la alegría para continuar.

Desde chiquita supe lo que quería ser. Sabía que era imposible, quise taparlo haciendo otras cosas, pero cuando tu corazón te dicta la verdad no hay nada que se pueda hacer. Mi sueño siempre ha sido la música; no me importa sino llego a ser cantante, por lo menos necesito estar rodeada de gente que lo sea, de canciones, de letras, de músicas, de experiencias con sonidos. No logro desconectarme de la música, cada vez que salgo a la calle siento la necesidad de llevar un MP3, mi gran amigo desde hace casi una década. Fue mi regalo de los 15 años y hoy con 24 lo disfruto con todo. Estar sin música me cuesta, de hecho no puedo, cada vez que voy a la facultad y tengo que cursar y escuchar al docente a cargo, sacarme los auriculares ¡me mata! Pero sé, que también debo tener un descanso de mí enamoramiento, porque a veces hay que desconectar y conocer otras cosas de la vida.

Y aunque sé que tendría que pensar en tener un futuro financiero, de mantenerme estable para vivir y de conseguir un empleo que me genere dinero. No puedo dejar de sentir mi verdadero amor, lo que quiero hacer en esta vida, que es la música.

Mi infancia, adolescencia y adultez se forma de ella: canciones infantiles, creaciones con sonidos, discos y videos me rodean. Muchos dicen que soy ilusa y que no voy a lograr nada porque soy gorda, fea, petisa. La verdad las descalificaciones, ya no me interesan. En un momento, vivía sufriendo por lo que otros me decían, hoy ya no; porque considero que cada uno tiene su personalidad y tiene que hacer lo que quiera sin que a otro le tenga que importar.

Cada vez que canto me siento libre, como si no tuviera que esconderme de nada, como si estuviera volando, cada vez que escucho a un cantante me emociono porque sé que cantar es apasionante, que uno se mete dentro de esa escritura cantada, de esa vivencia hecha canción. Escribir es algo tan lindo, tan gratificante es saber que alguien se pone contento con lo que decís, que podes ayudar a tantos con tan solo un minuto de tu vida y unas palabras. Personalmente soy muy tímida, pero hay dos lugares en donde no lo demuestro y es con la música y la escritura; porque me da esa libertad que todos quieren encontrar, ese sentimiento de alegría, de amor y satisfacción.

No podría considerar a mis dos amores como hobby, porque de eso se nutre mi vida. No son un pasatiempo, son mi vida misma. La que elijo de esta forma, la manera en la que quiero vivir. Hay tanto para sufrir, que tener un minuto de alegría y saber que conseguiste tu fórmula para ser feliz es algo maravilloso, inexplicable. Mi mundo es el de las músicas, el de las emociones, el de los sentimientos, el de los deseos, el de los sueños. Me pregunto porque no logro que me guste otra cosa, algo más común, algo más seguro y no encuentro la respuesta porque sé que si no cumplo con mis sueños voy a vivir amargada y voy a morir de pena. Intenté dejar mis deseos en el pasado, pero no puedo porque soy muy infeliz. Para mí: vivir es música, sino es muerte. Esos sonidos que ingresan a mis oídos, que me endulzan la vida, que me hacen ser, son mi guía hacia el paraíso. Es mi religión, yo no creo ni confío en nada, solo hay un lugar en donde encuentro mi verdad y es en las canciones, en los sonidos, en la lectura, en la escritura.

Es mi obsesión, mi enamoramiento. Cada vez que mi voz emite una canción es pureza, no importa si no le gusta a nadie mi tono de voz. Porque sé que es el único lugar en el que soy, en donde no hay crítica que valga, ni que me importe. Allí soy egoísta, pienso en mí, está presente toda mi vitalidad. Yo me acepto sin ningún complejo solo con música. Si no existiera, la vida no sería lo mismo o me tendría que buscar otra manera de ser feliz, por suerte la encontré y de muy pequeña. No discrimino ningún género musical, hay algunos que me gustan más que otros, pero la música es vivencia, es destino, es presencia. No la cambio por nada, es fiel y sincera de por vida. Porque cuando canto lo hago desde el corazón. Capaz no logre vivir financieramente de ella, pero nunca voy a dejar de escucharla, de sentirla, de amarla. Siempre habrá un espacio en donde esté conmigo, dónde me acompañe, aunque trabaje de otra cosa: su presencia me dará la fuerza para vivir, para amanecer con una sonrisa cada mañana. Me levanto todos los días agradeciendo que voy a poder estar con ella, que me va a cuidar, que no estoy sola. Porque como dice Almafuerte: sé vos ¿Porque falsearse y mentirse? Si mi destino está en las canciones, no me voy a mentir ni a engañar. Voy a luchar por ser. De venir del jardín y ponerme mi cassette infantil, de ir a la primaria y concursar en un baile: practicarlo y hacerlo súper bien, a estar en sexto y cantar parada en las sillas a Belinda en el recreo. Empezar la secundaria con música rock, comprarme mochilas de bandas, ponerme pines, a hoy dónde curso en la facultad, viajando en subte y colectivo siempre con mi compañero, mi MP3. No hay pileta y mar en dónde no cante. En realidad toda mi vida es música.

Por eso no me importa si no tengo plata para pagar clases de canto, si no concursé en ningún programa de talentos televisivo, si nadie confía ni cree en mi talento, si nadie me escucha. Yo voy a seguir cantando, haciendo realidad mí anhelo, mi sueño, mi sentimiento y mi deseo, porque la música es mi gran obsesión. Es mi vida.

 

«CRÓNICA DE UN RECITAL»

Por Nadia Sotelo

Son las cinco de la tarde del día viernes 29 de Mayo de 2015 y me dirijo a la Plaza de Parque Patricios con motivo de celebrarse el primer Festival de Ciudad Verde. Al ingresar, me topo con puestos que indican e informan sobre las charlas que tendrán lugar durante todo el fin de semana. Por desgracia llegué tarde y no pude escuchar las charlas informativas, pero agarré cualquier tipo de folleto que se hallara en el lugar y me dispuse a leerlos y a caminar.

El verde de los árboles y el sentimiento de tranquilidad hicieron que recorriera gran parte del parque sin cansarme y, al ver que no tenía mucho por que mirar, me decido a volver a mi casa. Sin embargo, había comenzado una clase gratuita de yoga, que era la última actividad del día y me puse a ver qué hacía la gente.

En ese momento había un profesor de dicha disciplina que alentaba al público a participar de la clase y aunque la gran mayoría de las personas convertidas en alumnos lograba adecuarse a las técnicas de este movimiento, otros preferían alejarse al ver que no les salía nada. Al terminar la clase, que no duró más de media hora, los docentes que la ejercían sólo publicitaban el lugar en dónde brindaban las clases y amagaban con darle un premio al que mejor se desempeñara en la actividad, cosa que nunca hicieron.

Si bien informaban que la práctica del yoga se podía hacer al aire libre y sin necesidad de gastar dinero, se podía observar que el único motivo que los había convocado al lugar era el de lograr conseguir gente para llenar sus escuelas. Al salir de la parte fraccionada en donde se llevó a cabo la clase, se veía una fila inmensa cubierta de familias que querían aprender a usar la bicicleta, pero el objetivo era casi imposible debido a que había una sola bicicleta para muchos y, como suele ocurrir en cualquier actividad gratuita, si no se desea esperar se recurre a retirarse y eso fue lo que muchos hicieron, incluso criticando que solo hubiera una bicicleta para una cantidad considerable de gente.

Por otro lado, me metí en un circuito en el que estaban presentes figuras de personas realizadas con productos reciclados.  Allí los niños corrían felices y se sacaban fotos, como si fuera La República de los Niños en donde está presente Manuelita. Esta especie de museo de reciclado se encontraba cerca de la plaza de juegos, por lo que los padres podían dejar solos a los chicos, mientras disfrutaban de un momento de tranquilidad mediante su observación de piezas recicladas.

Siendo casi las seis de la tarde, el día no ha terminado. Las charlas ya concluyeron, así como las actividades. Pero quedaba una de las que muchos querían ser partícipes, el recital que abría este tipo de festival y para ello la banda elegida era Los Pericos. Cerca de las seis menos cuarto, se puede ver a personas que se reúnen en una parte específica de la plaza, aquella que se encuentra en frente de un escenario. Hay una parte izquierda y derecha que se separan por un centro que sirve de fila, en el que se supone pasará el cantante de la banda en alguna canción.

En los momentos previos al show, me encuentro con dos chicas de 18 años que están cursando su último año de secundaria.  Llevan puestas remeras de bandas de rock y se puede ver a simple vista que poseen muchos tatuajes. Sentadas en el piso, con mate en mano me acerco a ellas y les pregunto si es la primera vez que asistían a un recital. Yo intuía que no, pero quería asegurarme, debido a que las apariencias engañan. Me contestaron que asistían a recitales desde los 15 años y que lo vivían como una filosofía de vida, ya que la música las guiaba a otros horizontes.

Había un hombre que se encontraba exaltado y que trataba mal a todo el mundo. Nada le agradaba y lo único que repetía incansablemente era que su vida era el rock y la marihuana. De hecho casi se pelea con una persona de seguridad porque no lo dejaba estar más cerca del escenario. Lo cual era absurdo, ya que estaba posicionado en la primera fila y no podía avanzar más.

Un señor que aparentaba tener unos 70 años y que usaba unos anteojos muy pronunciados me sorprendió, estaba impaciente por el comienzo del show y decía que no se perdía ninguno y que al ser jubilado en vez de juntarse con viejos y hacer cosas que le resultaban aburridas, él quería vivir la vida, sentir la juventud y decía que el mejor momento en que expresaba estos sentimientos era a través de la música.

Alguien que me asombró fue un chico de mi edad que trabaja de zapatero y que había llegado solo. Mi sorpresa se debió a que casi todas las personas venían acompañadas, pero en ese momento nos encontrábamos en igualdad de condiciones. Me comentó que era un fiel seguidor de las bandas de rock, pero que el reggae era su debilidad. También me informó que no se perdía ningún show gratuito y disfrutaba de espectáculos al aire libre porque puede fumar sin que lo molesten.

En el escenario se produce la prueba de sonido y todas las personas que se encuentran presentes como espectadoras se introducen en un laberinto de encuentro. A las seis y cinco minutos comienza el show. En ese momento, mientras hay padres que se encuentran atentos al show, sus niños empiezan a correr en un micro espacio y a jugar con elementos que trajeron desde sus casas, como por ejemplo mochilas y muñecos.

Al instante se visualizan banderas que llevan algunas personas encima, que dan cuenta de su fanatismo por la banda y también se encuentra presente la marihuana que está por todos lados. El humo de esa droga es tan potente que invade el aroma de los árboles que conforman el parque. A la vez que se derrama agua por el piso de una botella. Lo que pasa es que tal es el fanatismo de la gente que no les importa si se les cae algo. Siguen como si nada ocurriera.

Casi todos se encuentran fumando y cantando. Los nenes saltan; así como lo hace una madre con un niño de dos años en brazos. Celulares en manos, cámaras encendidas preparadas para filmar. Se produce el encuentro de dos mundos y edades diferentes. Por un lado un adolescente de unos quince años y un señor pelado que aparentaba tener unos cuarenta, se abrazan y cantan juntos; dándose una unión que sólo la música puede conseguir. Después de cuatro canciones el más joven se va.

En mitad del show la gente empieza a corear el nombre de Juanchi, el cantante de la banda. A la vez que se escucha “aguante Huracán”, que es el club de fútbol que representa al barrio.

Desde el lado izquierdo de la fila se puede observar la tranquilidad, niños muy pequeños durmiendo en brazos de sus madres o tosiendo, cansados y aburridos del show, y por el lado derecho una avalancha de jóvenes de edad púber que saltan, gritan y comienzan a hacer pogo, aunque la música no lo amerita. En un momento en el escenario, la guitarra del cantante no funciona, pero inmediatamente recibe asistencia de los técnicos que le alcanzan otra.

Son las siete y media de la tarde y se anuncia la despedida del show. Las personas no contentas con esta decisión, insisten en que se cante una canción más y eso se cumple dando por terminado el show.