Por Nadia Sotelo
El lunes 3 de Julio se llevó a cabo la función de prensa de esta gran obra, a la cual tuve la suerte de poder asistir. Llegué a eso de las 8 pm, me dieron la entrada y proseguí a sentarme en una mesa, casi todas las mesas estaban ocupadas debido a la cantidad de personas que se hallaban en el lugar, pero encontré una mesa y me senté; la puerta de entrada se abría y cerraba constantemente, la gente se saludaba, se sacaba fotos, salían y volvían a ingresar al lugar. La función estaba pautada para las 9 pm, pero empezó a eso de las 21:30, momento en el cual se llenaron todas las butacas del teatro y se dio comienzo a la obra.
Luces bajas, silencios, timbres y música atrapante: protagonizaron la función. La historia comienza con una muerte, un momento tan doloroso para cualquier persona y más para una hija y un esposo; pero desde el momento en que se menciona esta muerte, se puede observar que hay algo detrás, que no se quiere confesar y que por lo tanto, se oculta.
Gustavo (Andrés Rojas), esposo de la difunta, vive hablando con el Dr. Veiga (Horacio Pucheta) sobre la muerte de su esposa y Emilia (Cecilia Lucero), su hijastra, se la pasa llorando en su cuarto y no sale a ningún lado; el mayordomo Juan (Rubén Pérez) es el encargado de dejar entrar a invitados a la casa, que vienen a ver a Emilia. Unas vecinas chismosas quieren ingresar a la casa con el objetivo de que la joven, huérfana de madre, les confiese las causas reales por las que murió esta; ya que no creen en la teoría del infarto, en realidad saben la verdad por los chismes que escucharon. Emilia se siente mal por las cosas que le interrogan y decide llamar a su padrastro y a Juan; para que las retiren de la casa.
A lo largo de la obra, se pueden observar mentiras, tensiones, traiciones y una muy marcada ausencia de culpa. Gustavo quiere hacer pasar a su mujer por loca, argumentando que perdió la memoria cuando en realidad estaba más cuerda que nunca cuando decidió hacer lo que hizo. Este espectáculo demuestra las vivencias cotidianas, aunque está ambientada en la década del 20, es realmente actual; en dónde el silencio está siempre presente, dónde los que conocen la interna de una pareja actúan con indiferencia, no hacen nada para modificar una realidad, para ayudar y salvar una vida. Traiciones por todos lados, pareciera que al mundo le encanta vivir en una mentira, no animarse a la verdad. Traicionar a una madre es lo peor que puede ocurrir, arruinar ese vínculo de amor es algo terrible y doloroso y también lo es, tener a un esposo que se abusa de su condición masculina, de “macho”, aquella que argumenta que “estoy con quién quiero para saciar mis deseos sexuales naturales”, cuando en realidad es una perturbación, porque teniendo a la hija es como si tuviera a la madre a la vez, en fin ¡una locura!
El público se expresó durante toda la obra: con risas, gestos de asombro ante lo que escuchaban y veían, hasta con insultos al no poder creer ciertas cosas. Un público atento, expectante de lo que ocurre. Cuando se llega al clímax de este espectáculo y Gustavo confiesa su traición ante el Doctor, se logran comprender todas las cosas ocultas y se hace evidente ese aspecto prohibido, ese deseo que no se pudo controlar “el incesto”. No puedo comprender cómo se puede llegar a esto, porque no es amor; solo es locura, enfermedad, celos y represión.
¿Qué es el amor? Se puede llamar amor a esa relación entre Gustavo y Emilia, o es un sentimiento de odio hacia una mujer “madre y esposa”, de trofeo por parte del padre ya que tiene lo más valioso de su mujer, a su hija, que lleva la juventud que la madre perdió o Emilia ganando al hombre de su madre. Es fácil culpar a una mujer, tildarla de loca, cuando nadie la ayudó y la traicionaron conduciéndola a la muerte, mundo de mentiras, indiferente y perverso. El desenlace me impactó, no pensé que iba a terminar así; pero me parece que de ese modo se hace justicia, además allí se hace presente ese “sentimiento” que los protagonistas no estaban expresando “la culpa” que de a poco irá invadiéndolos y los llevará a tomar una decisión, con la que concluye la obra.
Una puesta en escena maravillosa, actores increíbles que logran meterse en ese mundo de locura, oscuro y turbio. A la vez, un argumento tan común en la vida, algo que ocurre en la cotidianeidad y que se sigue ocultando; vivimos repitiendo las mismas situaciones y no hacemos nada al respecto.
Una obra que vale la pena ir a ver, su calidad es de excelencia, el público que asiste puede dar cuenta de esto. Además es grato que con tan solo una hora de duración se puedan tocar tantos temas que hacen a esta historia, imperdible.
Funciones: TODOS LOS VIERNES, 21.30 HS.
Teatro: Sala La Clac. (Av. De Mayo 1158).
Reservas al: 4382-6529
Entrada general: $200.
Promociones: 2 x $350
Jubilados y estudiantes: $120
«La Zarza Ardiendo»
Libreto: F Mertens y G. Del Castillo.
Adaptación y Dirección: Adolfo “Fito” Yanelli.
Asistente: Silvina Cassou
Elenco:
Gustavo: Andrés Rojas
Dr. Veiga: Horacio Pucheta
Juan: Rubén Pérez
Anatilde: Laura Rodríguez.
Jorgelina: María José Pedrana
Emilia: Cecilia Lucero
Ignacio: Gerardo Alessio
Ficha técnica:
Vestuario: TISHA
Música original: Gustavo Fuentes
Coreografía: Viviana Grimalt
Diseño de luces: Martín Rebello
Asistente de luces: Andy Ledger
Maquillaje: Mariana Sosa
Prensa y difusión: Julián López