El sábado 28 de enero, en el Teatro Moliere Concert (Balcarce 678, CABA) se respiró tango y del bueno. Max Regueiro interpretó y captó la esencia de la gran Laura “Tita Merello”, la tanguera argentina por excelencia, en un espectáculo de tango queer que presenta Tita de San Telmo y el impactante show de “Con amor Tita”, con dirección de Cristina Martí. En el papel de Rosita, la empleada doméstica y amiga de Tita se encontraba La Fer, una artista con una voz impactante. Además, los bailarines, los cantantes y músicos invitados lograron que el show fuera impecable.
Max Regueiro permite que, por unos minutos el público vuelva a disfrutar de la gran Tita Merello. En este caso, de una Tita no binaria, con perspectiva queer. Max, la personifica e interpreta de maravilla y hace que el espectador se remonte a esos ambientes porteños del siglo pasado, con ruido a conventillo y magia de cabaret. Además, de proponer una experiencia que no se parece a ninguna, el público puede tomar o comer en su mesa, mientras disfruta del espectáculo.
Se asiste a una infinidad de cambios de vestuario, en donde el artista no demora nada de tiempo en conseguirlo. Canto, interpretación, comedia, dramatismo y diálogos con el auditorio, son los condimentos que no faltan en este show. El lunfardo, la mesa, la silla, el teléfono y el espejo, hacen que los espectadores sientan toda la potencia de la grandiosa Merello. Milonga, tango y nostalgia se hicieron presentes en este espectáculo.
Por si fuera poco, todos los artistas que participaron de “Con amor Tita”, lograron realizar un trabajo estupendo. El tango, ese género tan amado en todo el mundo y tan poco valorado en Argentina, logró tener protagonismo y reivindicación con este gran show de Tita de San Telmo. Lo que consigue el tango, no lo hace cualquiera, la identificación porteña y argentina permite reconocerse y replicarse a través del tiempo. Esto no significa que sea inmutable, puede seguir existiendo con perspectivas diferentes y, aun así, lograr prestigio.
Que exista un espectáculo de tango queer es, un gran desafío. Muchos dirán que al tango no hay que modificarlo, pero en ningún momento se atenta contra él. En Con amor Tita, se respira libertad, arte y un sentido homenaje a la gran Tita Merello. La gente canta con fuerza cuando se entona “Se dice de mí”, se vive y se disfruta la gran interpretación de Max Regueiro. Un gran espectáculo, lo recomiendo!!!
Los viernes a las 20:30 se presenta la obra La Pena, en donde la música, el baile y los vestuarios, que adquieren la característica de deslumbrantes, invitan al público a sumergirse en una mirada atenta hacia el escenario. Un espectáculo, que puede disfrutarse desde cualquier ángulo de las butacas, con las luces adecuadas y un sonido perfecto.
La Pena coloca en la actualidad, aquel mito de Dioniso y Penteo. Este último, se convierte en el rey de Tebas y como tal, tiene el poder de modificar las circunstancias de su reino, o seguir con las reglas establecidas que se han fijado hasta el momento y él, decide continuar con los mandatos y estructuras de siempre, protegiendo los valores y las viejas tradiciones, entre las que se encuentra una restricción total para las mujeres.
Penteo, quién es interpretado por Damian Mai, no está de acuerdo con que las mujeres salgan de sus hogares y se dejen llevar por las danzas, sus placeres y el vino. Él, busca reconstruir los lazos familiares y no acepta que los cambios, modifiquen la estructura que habita en el lugar, ni que las mujeres logren un estatuto superior al que Penteo aspira y establece con fuerza y dureza.
Sin embargo, alguien vendrá a luchar contra lo normativo e invitará a que las mujeres se valoren y se autodescubran. Una invitación a vivir libremente, a dejarse disfrutar de todo lo que la vida tiene para ofrecer y a permitirse experimentar nuevas aventuras y vivencias. El encargado de poner una traba al mando de Penteo, es su primo Dioniso, una bella Dragqueen interpretada por Ariel Sandez que, animará a que todos se acepten como son y que los cambios son posibles, porque implican mejoras para todos.
Una obra para reírse, para disfrutar del baile y la música, de los vestuarios con colores impactantes y sobre todas las cosas, para pensar. Para imaginarse que un cambio de sociedad es posible, que la estigmatización y la marginalidad no pueden ocupar un espacio en la mente de nadie, que todos valen, sean como sean y que nadie puede ser juzgado por haber nacido con gustos que difieren de la norma.
El mito que se expresa en la obra es muy antiguo, pero hoy en día se viven repitiendo los mismos patrones, la misma intolerancia al que es diferente, al que desea expresarse de otro modo; ya sea por su identidad de género o por sus gustos en su sexualidad. Es hora de dar lugar a la aceptación, valorar al otro por lo que puede brindar a la sociedad, el odio no puede ser una respuesta, este sentimiento no debe manifestarse jamás. En un espectáculo en el que la risa es un condimento que no falta y que se hace presente a cada instante, es bueno pensar en esa moraleja que tiene detrás.
Ariel Sandez se destaca con su maravillosa performance como Dragqueen, es sumamente cómico y acapara las miradas del público. La gran mayoría de sus intervenciones, derraman brotes de risa y dejan al auditorio con una mirada fija en su persona, además hay una escena muy divertida entre Dioniso y Penteo que hace que el público ría a más no poder, una de las mejores partes de la obra.
Damian Mai y Lala Buceviciene realizan unas actuaciones maravillosas en sus respectivos papeles, da gusto verlos actuar y sobre todas las cosas, congeniar tan bien en las escenas. Los papeles interpretados por Claridad Andresen, Camila Juan, Angeles Navarro y Camila Serra, también son fascinantes. Logran momentos únicos y la risa es una constante en el público. Una obra altamente recomendada y para reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad y sobre el futuro que deseamos dejar.
El texto de Leila Levi es muy bueno, permite que el espectador disfrute por un número elevado de chistes y que, al mismo tiempo se interrogue por todas aquellas luchas que se viven y manifiestan en la sociedad. Algún día llegará ese momento, en el que cada uno pueda expresarse libremente y no necesite de ningún Dioniso para entender lo que le pasa, y para disfrutar de la libertad que habita en cada humano. Ojalá llegue ese instante, en el que todo pueda ser aceptado y no haya situaciones de retrocesos y circunstancias de pena. Hasta que ese día llegue, seguirán existiendo estas manifestaciones artísticas, como lo es la obra La Pena, que llama a vivir en completa libertad, en donde la marginalidad se convierta en una cosa del pasado y el odio hacia las diversidades sea inexistente.
Los invito a ver La Pena, una obra que no tiene desperdicio alguno y que puede llegar al corazón de cualquiera que lo desee. Es ideal, para aquellas personas que sienten que las estructuras no pueden romperse, esta es una muy buena manera de empezar a generar nuevos pensamientos en favor de un mundo libre, igualitario y en el que todos puedan ser partícipes sin miedo a mostrar sus verdaderas etiquetas, su verdadero ser.