Por Nadia Sotelo
El día comenzó tan bien, mucha gente juntándose y disfrutando el día del amigo y por el otro lado una noticia que nos dejó helados a todos los fanáticos de la música y en especial del rock. Hoy, el mundo del arte perdió a un genio con una voz especial y particular: Chester Bennington, líder de la fabulosa banda Linkin Park.
Para aquellos que estamos en los 20 o para los adolescentes que se inician en este bello mundo musical, es un baldazo de agua fría. Una voz que se apaga, la imposibilidad de verlo en vivo y lo peor de todo es que fue un suicidio. Últimamente muchos cantantes han decidido esta vía para desaparecer de este mundo, la plata no puede llenar ese vacío que los persigue y las drogas y alcohol han hecho estragos en su mente, hundiéndolos en una depresión de la cual no pueden salir por más terapia y compañía familiar que tengan. Chester fue abusado y es algo que no se puede describir, un horror, un sentimiento de angustia, amargura y dolor; la música es una compañera que te atenúa y te ayuda a librarte de tus demonios, pero en sí, para personas que han sufrido acontecimientos tan traumáticos, son un camino de escape, una forma de tapar algo que al final termina invadiéndolos y vuelve a resurgir.
Como amante de la música, en la que pongo toda mi alegría y en la que me deshago de lo malo que me brinda el mundo, me llenan de tristeza esas noticias de fallecimientos y de muertes que la envuelven. Ella da paz, te salva, te da amor; pero a la vez no significa lo mismo para todos, a veces no puede curar sentimientos tan profundos, tan íntimos. Da libertad para el que quiera liberarse o para el que pueda, no todos pueden dejar atrás el pasado. El pasado invade tanto que te penetra por completo, no te permite avanzar. Aunque los cantantes que nos emocionan viven una vida de desolación y tormento, nos brindan su arte y nos permiten ser felices y continuar en esta vida.
Hoy Chester dijo basta, no aguantó más, dejó a seis hijos y a una banda sin líder; hoy también murió Linkin Park. Aunque siempre vivirá por sus fanáticos, él ya no estará y nada será lo mismo. Soy tan feliz de poder escuchar música, de disfrutarla, sentirla y cantarla; pero me rompe el alma que alguien que nos dio tanto, se sintiera tan mal por dentro y que no hubiera nada, incluso la música, que pudiera salvarlo. Su voz y su forma de pisar el escenario fueron estupendas, quedarán grabadas en mí, cada vez que escuche sus temas.