Por Nadia Sotelo
El mes de agosto se cubrió de arte en el teatro “Tercer Acto”, ubicado en Av. De Mayo 1158 con la llegada de un clásico de Carlos Gorostiza, el recordado dramaturgo que falleció en el año 2016 a la edad de 96 años.
El patio de Atrás fue escrito en 1994, en plena etapa del menemismo y volvió al ruedo en el año 2019, de la mano de cuatro grandes actores, que con su magia iluminaron una tragicomedia para matarse de risa. Esta obra está compuesta por cuatro hermanos: Máximo (Rubén Pérez), La Nena (Mary Bustos), Clemen (Lucía Olguín) y Pancho (Walter Argüello), que si bien viven juntos en la misma casa, están completamente solos el uno del otro.
La vida pasa para ellos y no hacen nada para modificar su angustia, su dejadez, su absoluta soledad. Ninguno se casó, ni tuvo hijos; es una familia completamente desunida, el único lugar que los convoca al diálogo es un espacio: el patio que tienen atrás de su casa. Sin relojes, sin esperanzas: lo único que escuchan es la música de sus inquilinos, las campanas y los timbres que se repiten sin cesar.
La Nena espera con todo su corazón, la llegada del quinto hermano, el más chico llamado “Tomasito”, que hace tiempo se fue del país. Cuando Máximo escucha el nombre de este, recuerda su máximo dolor, la madre murió en el parto de este y es un resentimiento que no puede olvidar y que le ha consumido su propia existencia, además el estar en una silla de ruedas lo hace sentir inútil y lo condena en una profunda depresión. Sus hermanos lo ven como una carga y no hacen nada por ayudarlo. Rubén Pérez hace un papel muy bien logrado, además de ser uno de los directores del espectáculo.
La obra propone momentos de máxima diversión y que tientan al público a reírse sin parar, pero al mismo tiempo se plantean interrogantes respecto a la hermandad. ¿Los lazos de sangre, implican amor? ¿Vivir en una misma casa sin hablarse, tiene sentido? ¿Se puede cambiar la vida o solo se puede permanecer inmóvil y dejar que esta pase? Los cuatro hermanos viven ocupados en distintos asuntos, Clemen se divierte viendo revistas, Máximo apostando, La Nena tejiendo y con la ilusión de volver a ver a Tomasito y Pancho, pensando en negocios.
Mary Bustos actúa excelente y sus momentos de amargura, invitan al público a conmoverse junto con ella. Lucía Olguín, hace un muy buen papel; la escena en que su pajarito parte, es una de las mejores y Walter Argüello, uno de los directores de la obra, demuestra su actuación y gran accionar con sus movimientos, en su papel de Pancho.
Nada los une y se separan cada día más, la tristeza los abunda y los hunde con ella. Su madre los marcó muy profundo y no la pueden dejar ir, a veces no se puede romper ese lazo y terminan rompiendo el fruto más bello que les dejó, sus hijos: los hermanos. Un espectáculo que propone que los cambios empiezan de uno y que se puede avanzar si se desea y que la hermandad es lo más maravilloso y que si no está presente: hay que construirla con amor.
El final es emotivo, los timbres no paran de sonar ¿vendrá Tomasito? ¿Los hermanos por fin, podrán volverse a unir? ¿El patio será el principio de la unión de hermandad?
Una obra que con solo dos actos, el público disfruta. Los actores dan su amor al texto de Carlos Gorostiza y lo hacen suyo. Altamente recomendada para ver y para interrogarse sobre el papel de la familia ¿todavía no abrazaste a tu hermano? ¿Qué esperás?
Ficha Técnica
Libreto
Carlos Gorostiza
Intérpretes
Rubén Pérez
Mary Bustos
Walter Argüello
Lucia Olguín
Dirección
Rubén Pérez
Walter Argüello