“Somos nuestras montañas”- Crítica

Por Nadia Sotelo

El miércoles 7 de septiembre en el Teatro Gran Rex, se volvió a ver cine; actividad que no se desarrollaba desde el año 1989 y que presenta salas adecuadas para la exhibición de este arte. La película encargada de abrir este tipo de experiencia es “Somos nuestras montañas”, un filme que toca un tema de la historia muy triste como lo es el genocidio armenio y que lo representa de gran manera, a través de la dirección de Federico Lemos.

Declarada de interés por la cámara de diputados de Argentina y con amenazas de otros países que indicaban sobre posibles problemas si se exhibía la película, se tomó el riesgo y se vivió una avant premiere soñada, con una sala colmada que lloró con el desarrollo de la película y que tocó a todo el público, incluso a aquellos que no eran armenios.

En el filme, se podía ver el destierro de miles de personas que tuvieron que emigrar a diferentes países, con un solo objetivo: sobrevivir. Escapando a países latinoamericanos y formando una nueva familia, nuevas historias y sin perder su pasado, su identidad. Desarraigados de su tierra, con un futuro incierto y sus corazones partidos en dos, en la película que presenta muchas partes de documental, se puede observar la vida de tres personas nacidas y criadas en Brasil, Uruguay y Argentina que, tienen familiares armenios y ellos, sienten la necesidad de conocer su historia, de dónde pertenecen, del lugar en dónde deberían haber nacido.

Una película para reflexionar sobre el origen, el destierro y la posibilidad de arriesgarse a vivir en su verdadera nación. A veces, las personas que relatan sus vivencias de Armenia en esta película, son muy chistosos, pero la tristeza del despojo y la imposibilidad de vivir en su tierra, llena los ojos de lágrima y de dolor.

En Somos nuestras montañas se puede ver el terror, de una vida de lucha y supervivencia, un territorio que se encuentra en constante ataque y donde el genocidio ocurrió, ocurre y cada día, produce nuevas muertes producto del enfrentamiento armado. Sin embargo, también muestra el poder de Armenia, de cómo se encuentra presente en diferentes partes del mundo y que resiste pese a todo. Un filme realmente impactante, crudo, triste, pero con una gran enseñanza para todos; un lugar que siempre resistirá.

FICHA TÉCNICA

Título: Somos nuestras montañas

Género: Documental

Duración: 75 minutos

Director: Federico Lemos

Casa Productora: Medio & Medio Films – Uruguay

Productores Asociados: ATLANTE FILMS – AREV Culture In Motion

Trailer

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Artistas: «Los salvadores de esta pandemia»

Por Nadia Sotelo

2020 será recordado como un año perdido, de eso no hay duda posible. En Argentina hay cuarentena desde fines de marzo y esta situación parece prolongarse por mucho tiempo más, todos los días aparecen casos de contagio de coronavirus y lamentablemente también, víctimas fatales.

Pareciera como si esta enfermedad viniera a acabar con la sociedad, con la humanidad tal cuál la conocemos. Barbijos, alcohol en gel y la imposibilidad de abrazos, besos y caricias están presentes en este momento de salud crítico; que no se sabe con certeza cuando finalizará. Sin embargo, los artistas ponen el pecho ante tanta amargura y desolación, provocando que los habitantes se olviden por un momento de tan desastrosa y anormal situación.

Música, películas y series, están siendo una parte esencial para el ser humano. Los vivos de Instagram, YouTube y Facebook, dan un poco de alegría a las personas que desde el confinamiento, no pueden salir de los hogares. Además, muchos de los artistas tienen el momento de interactuar más con sus seguidores y hay un montón de nuevos talentos que están mostrando sus dones, a través de las redes sociales.

Siempre se repite esa canción de “Quedan los artistas” y es una realidad comprobada. El arte sana, transmite y permanece. Que una persona consiga una sonrisa o distraerse por un minuto de tanta noticia maligna, es una bendición. La cuarentena se mantiene y no se sabe cuándo terminará; mientras tanto, los artistas vienen a sanar esas heridas que sangran, a aliviar un poco el dolor, a tratar de trasmitir un mensaje de esperanza y de salvación.

Mientras haya arte, habrá fe. Compañía sincera, felicidad y bienestar; a veces las matemáticas no pueden arreglar todo, a veces, el solo hecho de escuchar una canción puede brindar 20 años más de vida a una persona.